Equipo Cuba: ¿Segundos de siempre?

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Universo Béisbol
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8 min readOct 18, 2011

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El equipo Cuba saluda a sus victimarios. (Foto: sitio del evento en Facebook)[/caption]

Por Reynaldo Cruz

Recuerdo la primera vez que vi a al equipo Cuba caer en la final de un torneo beisbolero. Era apenas un adolescente, y a mis catorce años, me daba trabajo reconocer que ya no éramos invencibles. Fue en la Copa Intercontinental de Béisbol de Barcelona 1997, el rival fue Japón, y el marcador final fue un humillante 11–2 (una de las más escandalosas derrotas en un partido de la selección cubana internacionalmente, superada luego por el fuera de combate que le asestara Puerto Rico en la primera ronda del Clásico Mundial de Béisbol de 2006).

Después de aquel fatídico partido salí de mi casa sin decirle nada a nadie, y me negué a emitir criterio alguno sobre mi deporte favorito… ¿cómo era posible que mi equipo hubiese perdido de manera tan desastrosa?

Comenzaron entonces los “análisis” — me inclino por pensar que estos “análisis” son más que nada juicios en los que los acusados son los managers y en los que siempre serán declarados culpables aunque no lo sean — y los cuestionamientos de si Omar Linares nunca debió haber sido torpedero, de si Miguel Caldés y Luis Ulacia no tenían nada que hacer en los jardines, de si había sido una locura utilizar a José Ariel Contreras en un encuentro que no significaba nada, y abrir con Ciro Silvino Licea. Al final, rodó la cabeza de Jorge Fuentes.

Llegó la victoriosa era de Alfonso Urquiola, muy efímera, por cierto, y éste fue sustituido por Servio Borges para los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. La dirección de Servio Borges no estuvo muy acertada, al punto de colocar a Antonio Pacheco de designado, siendo capitán del equipo, y de colocar a Pedro Luis Lazo, ya acostumbrado a los menesteres de relevista, como abridor en el partido de la final, aunque en honor a la verdad, fue el primer relevista José Ibar quien recibió el mayor castigo. No obstante, se perdió 4–0 ante Estados Unidos y Ben Sheets.

Para el año 2001, el actual comisionado Higinio Vélez tuvo la tarea de llevar las riendas del seleccionado cubano. Fue en aquella memorable Copa Mundial de Béisbol celebrada en Taipei de China, en la que Cuba venció a Japón en la semifinal y a Estados Unidos en la final.

Higinio tejería una victoriosa cadena que se vio rota en el Clásico Mundial de Béisbol de 2006 cuando Cuba cayó ante Japón en la final del torneo.

Desde entonces, los segundos lugares se han convertido en costumbre, al punto que los cubanos no han vuelto a ganar un certamen de exigencia.

Cuando regresaron del Clásico los peloteros fueron recibidos por todo lo alto, y paseados por toda La Habana como si hubiesen sido campeones. En mi opinión, su labor fue excelente, y merecían ser tratados con mucho respeto, pero nunca como campeones, porque simplemente no lo fueron. Lucharon hasta casi el final del partido decisivo, pero pagaron la novatada, les falló la defensa, el pitcheo y la dirección a última hora, aunque Frederich Cepeda hizo soñar al equipo y a toda Cuba cuando conectó jonrón que puso el encuentro 6–5.

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Rey Vicente Anlgada, uno de los primeros que fue a la hoguera.[/caption]

La Copa Mundial de Béisbol de 2007, en la que Rey Vicente Anglada tomó las riendas del conjunto, terminó con una derrota ante Estados Unidos, y la crucifixión del otrora espectacular defensor de la segunda base de equipos capitalinos no se hizo esperar. Me hice partícipe de ellas, lo admito, y no pude ser más injusto. La dirección de un conjunto comete errores constantemente, y ningún mentor de los que ha dirigido la escuadra cubana ha estado exento de ellos. De hecho, aún cuando han ganado los eventos, han cometido errores imperdonables. Quizás el mayor problema fue que las malas decisiones nunca se analizaron porque se ganaba, pero ya no se vence en un torneo de exigencia hace cinco años, los errores se siguen cometiendo, y nunca se ha aprendido de ellos. En un final, se cayó en Taichung porque el equipo no bateó, nada tuvo que ver la dirección ni la colocación de Yadel Martí como abridor en el encuentro de la final. Los experimentos (Alfredo Despaigne como jardinero central y primer bate) fueron motivados por la inexistencia de otro jardinero central en el equipo.

Uno de los golpes más grandes que sufre el equipo es el constante escrutinio de la prensa, y la influencia que hacen para que se utilice a uno u otro jugador, o se abra con tal o más cual pitcher.

Por supuesto, una vez que la derrota aparece, empiezan a aflorar problemas que siempre estuvieron ahí, pero que nunca a nadie le importó.

Por ejemplo, Yulieski Gourriel pasó un largo tiempo ubicado como tercer bate, aunque no produjera, y ahora demostró que es capaz de hacerlo perfectamente desde el quinto turno. Michel Enríquez jugó todos los partidos del Clásico Mundial de Béisbol como segundo bate, a pesar de que su promedio ofensivo era por debajo de anémico, y de que su defensa — independientemente de las grandes jugadas — tuvo varios y costosos parpadeos, sobre todo en el enfrentamiento contra Japón por el oro. Y eso, hablando del hombre que en estos momentos ocupa el cargo de comisionado nacional, el mismo que recientemente resolvió, en vez de reducir el número de conjuntos de la Serie Nacional, aumentar uno y dejar el campeonato con una cifra impar de equipos.

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Antonio Pacheco, también a la pira.[/caption]

Beijing 2008 y Antonio Pacheco dejaron un mal sabor. Improvisaciones que fueron desde ubicar a Héctor Olivera en la inicial — aunque el “invento” en lugar de ser perjudicial fue positivo para el conjunto — hasta colocar en el agujero seis del line-up a Yulieski Gourriel, que tenía problemas con su ofensiva, entre Alexei Bell y Alfredo Despaigne, los dos bateadores que mejor lo estaban haciendo. La disyuntiva sobre si se sustituía a Gourriel en el noveno por un zurdo (Yoandri Urgellés o Alexander Malleta) con las bases llenas, un out y un lanzador incómodo para derechos en el box fue muy debatida, pero sin dudas no fue la causa de la “desaparición” del Capitán de Capitanes.

El Clásico Mundial de Béisbol de 2009 trajo a un Higinio Vélez que en su condición de Comisionado Nacional se autodenominó como mentor del equipo nacional a la magna cita del deporte de las bolas y los strikes. El resultado fue desastroso: desde la inclusión en el conjunto de jugadores de probada incapacidad en eventos internacionales, hasta alineaciones de “jonroneros” para enfrentar a Japón en el partido que decidía la permanencia de Cuba en el certamen. El resultado: dos derrotas ante Japón, 0 carreras anotadas en 18 entradas contra el equipo nipón y la ubicación en el quinto lugar.

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Esteban Lombillo, un efímero timonel.[/caption]

Ya a finales de año, la redención no pudo llegar en la Copa Mundial de Europa 2009. Se bateó en el encuentro de la final, pero fue el pitcheo el que no aguantó las ventajas y no pudo conservar el marcador cerrado. Esteban Lombillo también fue “destituido”.

Llegó la efímera era de Eduardo Martín, cuya “alquimia” resultó inefectiva: aunque se logró la victoria en el Mundial Universitario y en la Copa Intercontinental, se cayó en el Pre-Mundial y Pre-Panamericano, un evento de un poco más de exigencia.

Llegó finalmente Alfonso Urquiola, recibido con bombos y platillos como el “mejor manager de la pelota cubana”, un hombre que parecía iba a recobrar las razones de felicidad de los fanáticos cubanos, pero las críticas comenzaron desde el mismo inicio, cuando optó por dejar fuera de la pre-selección a ciertos y determinados jugadores. Luego, se hizo presente la exclusión del conjunto de figuras como Vladimir García, Yorbis Borroto y Yoandri Urgellés, y a pesar de las críticas, se tuvo fe en el equipo hasta que la derrota en la segunda ronda ante Holanda hizo inminente la posibilidad de que podía perderse en la discusión de la corona.

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Alfonso Urquiola: ¿qué será de ti?[/caption]

Definitivamente, los cambios de mentores no han hecho ninguna diferencia: el equipo cubano flaquea en los momentos cumbres, dando muestras evidentes de falta de carácter, falta de sangre fría, y el miedo incontrolable a la derrota… pero lo que más preocupa es que ese temor es superado con el hábito impregnado en esta generación de terminar en segundo lugar, y de tomar la derrota en eventos de exigencia como lo más natural del mundo.

Ya es tal la preocupación y la resignación entre algunos fanáticos, que circula por la calle la frase:

“Si el fútbol es un deporte de once contra once en el que siempre ganan los alemanes, el béisbol es un deporte de nueve entradas en el que los cubanos siempre terminan segundos.”

Más que cambiar de mentor, se impone un cambio radical en la estructura de la Serie Nacional para aumentar su calidad, modificar totalmente la dirección del béisbol en el país, y replantearse la gestión del deporte nacional de Cuba. Los conceptos imperantes son ya totalmente inefectivos; lo he dicho en numerosas ocasiones, y no soy el único, ni seré el último.

Las fórmulas que fueron efectivas en algún momento han estancado el béisbol cubano, y los demás países siguen desarrollándose, y nos pasan por al lado como Ferraris en una autopista mientras damos pedales en una bicicleta. Es necesario que se aplique la dialéctica y la lógica; no es cambiar el manager, ni cambiar el modo de confección del equipo Cuba: se trata de cambiar totalmente el béisbol cubano, si se quiere verdaderamente salvar.

Torneos de exigencia en los que Cuba no ha concluido en primer lugar desde 2000, (no incluye torneos clasificatorios ni los torneos de Haarlem o Rotterdam, ni Juegos del ALBA, donde se ha ganado y se ha perdido en varias ocasiones)

Año   Torneo                              Mentor               Lugar
2000 Juegos Olímpicos Sidney 2000 Servio Borges 2
2006 I Clásico Mundial de Béisbol Higinio Vélez 2
2007 Copa Mundial de Béisbol Taipei Rey V. Anglada 2
2008 Juegos Olímpicos Beijing 2008 Antonio Pacheco 2
2009 II Clásico Mundial de Béisbol Higinio Vélez 5
2009 Copa Mundial de Béisbol Europa Esteban Lombillo 2
2011 Copa Mundial de Béisbol Panamá Alfonso Urquiola 2

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