Sindicato de peloteros: Primera necesidad en Cuba

Reynaldo Cruz
Universo Béisbol
Published in
3 min readJul 25, 2017

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Michel Enríquez (#12) en acción con el equipo nacional. (Foto: Christophe Elise/ 42 Sports Images)

Los recientes sucesos que tuvieron lugar con la exclusión del antesalista Michel Enríquez del equipo Isla de la Juventud con vista a la venidera Serie Nacional de Béisbol han provocado el descontento en las redes sociales. Muchos internautas cubanos se sienten ofendidos, traicionados, y consideran que lo que sucedió con el “Super-12”, excluido de la nómina de los Piratas por estar jugando en una liga extranjera con un contrato auto-gestionado es una injusticia y una arbitrariedad de la Dirección y la Federación Cubana de Béisbol.

El post en el perfil de Facebook de la periodista pinera Yuliet Pérez Calaña, amplia defensora de los Piratas, no puede ser más claro:

Como es lógico, se encuentra la mano siniestra de los directivos del béisbol en Cuba, que no han dejado de cometer una arbitrariedad tras otra, desde la estructura del campeonato hasta los elementos más mínimos de la contratación. Lo que pasa con Michel Enríquez, que sucedió también con el holguinero Raudelín Legrá, es que sencillamente la directiva del béisbol cubano no tiene ningún derecho legal sobre el 15% del salario que pueda devengar el jugador, y eso, sencillamente, es visto como algo muy terrible.

Se hace cada día más evidente que los peloteros cubanos necesitan un sindicato, un ente independiente de la directiva que vele realmente por sus intereses. Los jugadores no tienen derecho alguno de discutir las características del campeonato, la cantidad de juegos o los horarios de los mismos, como tampoco lo tienen de exigir mejores condiciones de trabajo o de negociar las pautas de sus contratos. Lo mismo sucede con los fichajes al exterior, que obligan a los peloteros a firmar con el equipo y por la cantidad que la FCB haya pactado a sus espaldas o en su presencia sin un poder de decir “no” o realizar otras exigencias. En resumen, que no hay absolutamente nadie que vele por los intereses de los peloteros: los federativos velan por los intereses del organismo que dirigen — luego de velar por los suyos propios — y ni los equipos ni los jugadores tienen derecho a reclamar nada que haya sido dictaminado por ellos, porque sencillamente no existe un procedimiento legal para hacerlo.

Además, podemos contar la cantidad de suspensiones arbitrarias o de perdones arbitrarios ante indisciplinas, teniendo en cuenta los intereses de la misma federación o las preferencias de quienes la dirigen para tomar tales decisiones. Estos fenómenos son más nocivos para el béisbol que otros elementos negativos, incluyendo las faltas materiales o las deserciones. Sin un organismo que proteja o que vele por sus intereses, los peloteros cubanos se encuentran totalmente desprotegidos, y los equipos no tienen ningún poder de decisión, ni existe un sistema de apelaciones sencillamente porque las decisiones de los directivos del béisbol en Cuba son totalmente inapelables.

Ante la inexistencia de un sistema que verdaderamente proteja los derechos de los jugadores, éstos se ven atrapados en una situación en la que no tienen poder de decisión alguno. Tal vez resulte gracioso, pero los beisbolistas cubanos tienen la posibilidad de tomar solamente dos decisiones sin que haya necesidad de efectuar reuniones para determinar si se toma una medida con ellos o no: retirarse o abandonar el país de manera ilegal.

Ya sabemos que sucede cuando toman el segundo camino, pero con todos los problemas sumados a su falta de autonomía, podemos decir quién tiene el grueso de la responsabilidad.

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Editor de Universo Béisbol, traductor y fotógrafo en Cuba, Miembro de SABR/ Editor of Universo Béisbol, translator and photographer in Cuba, SABR Member